Una visión cada día más magnífica

Los últimos meses han significado para mí una evolución asombrosa. Mi corazón me susurraba que era momento de cambios, de aventuras y haciendo a un lado al miedo, me atreví a salir de mi zona de confort.

¡Ay que doloroso fue dejar ir ciertas situaciones y personas! Pero ¿sabes? Que maravilloso ha sido al mismo tiempo.

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Dejar ir mi zona de confort ha sido un interesante proceso para mí. No ha sido la primera vez que la dejo ir y por supuesto, no será la última. La primera vez me vi fuera de ella sin quererlo: cuando experimenté mi primera quiebra financiera y está vino de la mano de mi quiebra emocional; esos interesantes días en los que sentí que todo el mundo se me caía encima.

-¿Por qué Dios me hace esto?-preguntaba de manera dramática.

-Mejor pregunta ¿para qué?- me decía uno de mis buenos amigos en ese entonces- pregunta ¿qué es lo que puedo aprender de esto? ¿En qué puedo mejorar? ¿En qué puedo crecer?

¡Vaya que me tardé años en interiorizar esa experiencia! Crecí muchísimo, aprendí bastante, sobre todo de mi misma.

Por eso cuando fue el momento de salir nuevamente de mi zona de confort, decidí hacerlo por mí misma en lugar de que la vida me diera una patada para que lo hiciera. Mi corazón y mi intuición, me decían a gritos que era el momento. Tenía miedo y no quería hacerlo, pero a pesar de eso, empuje lo que sabía que era necesario, rogando internamente que resistiera y no se quebrara. Confronté, deseando no tener que confrontar, que la vida me mostrará que todo podía seguir igual, mejor sí pero en el mismo rumbo.

Pero la vida dijo que no.

Me senté en mi oficina con el corazón de nuevo hecho añicos, personal y profesionalmente. Tuve el impulso de mirar al cielo y dramáticamente exclamar nuevamente:

– ¿Por qué me haces de nuevo esto a mí?

Y recordé entonces, las sabias palabras de aquel viejo amigo:

– Mejor pregunta ¿para qué? ¿Qué es lo que puedo aprender de esto? ¿En qué puedo mejorar? ¿En qué puedo crecer?

Y quitándome finalmente el traje de víctima, decidí ponerme el traje de líder de mi vida; en todos los aspectos. Me comprometí a ser mejor cada día, a perdonarme por mis errores, a ofrecerle comprensión a aquellos que yo sentía que me habían fallado y lastimado. Me comprometí a ir cada día por una visión más magnífica de todo, elegí y decidí ser feliz.

¡Y no sabes lo maravilloso que ha sido!

Me inunda la gratitud mientras te escribo estas líneas. Estoy genuinamente agradecida por cada suceso que he experimentado, por cada aventura, por cada persona. Doy infinitas gracias por mi alcance que se amplifica pues cada nueva ciudad, cada nuevo país, cada nueva persona a la que pueda apoyar es parte elemental de mi misión de vida.

Tú éxito es mi éxito. Tu abundancia, mi abundancia.

Quiero decirte que no necesitas tener miedo. Confía en ti por favor. En tu belleza, en tu talento. ¡Tú puedes hacerlo! Ve por favor por tus sueños, da tu mejor esfuerzo cada día. Abre tu corazón y ama; suelta tus miedos e intenta.

Si lo crees, lo creas.

Te invito a que vayamos cada día por una visión más magnífica en cada aspecto de la vida. A que cada día des tu mejor esfuerzo. A que cada día decidas ser la mejor versión de ti mism@ y lo seas.

Tú puedes hacerlo.

Te lo juro.

¡¡¡Tú puedes hacerlo!!!!

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